Un viaje es un rodeo sobre uno mismo. Al igual que una película. Eso lo decía Godard, al menos cuando hablaba de cine.
Tomo el vuelo a las 2 en punto. No hay retraso. Cumplo las rutinas: leer un diario, cerrar los ojos en el despegue, decir que no a la comida. Intento dormir.
¿Recuerdas aquella charla que tuvimos sobre los rincones? ¿Sobre el pasado que ofrecen los rincones, o el dilema de las habitaciones?. Me imagino volviendo a Guayaquil. Entrar en aquella habitación, será como entrar en una ruina. Será como ver un accidente en cámara lenta. Un accidente donde nadie sobrevive. ¿Qué es sino este lugar, esta habitación, este sueño de volver?
Despierto, y tengo algo de sed.
Tomo el autobús, tal como me enseñaste. No me hace falta hablar con nadie. Los días están más despejados, por fin puedo ver la carretera que me conduce a ti.
Estás allí, sonríes, my sweet oxygen.
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