sábado, julio 26, 2008

extranjera (liliana)

Hablo con dejo de otros mares
Y ya no sé qué arenas
Guardarán secretas,
Aquel pequeño puñado de historias que fuí
Tan lejos de aquí.
Hoy tu cuerpo es quien me enseña a vivir
Y desde que me abrazas
Desde que me besas
No soy aquella que llega
Y que piensa distancia,
Tu vida también es mi país.
Y si algún día ves que voy a morir
Préstame tu pecho,
Será noche tibia
Y yo tendré por patria
La almohada que me diste.
Puede ser que muera así cantando bajito
O que me meta en un rinconcito
O que sienta como un frío de dos,
Pero no moriré extranjera
De tus labios fuertes.

más de Liliana: no va a alcanzar la leña

¿Quién es el que cree que no cree?
¿Quién es el que cree que creía?
¿Quién el que creyendo que no cree, cree?
¿Quién el que jamás lo creería?
Se me hace que...
se me hace que no va a alcanzar la leña,
se me hace que no va a alcanzar la leña,
se me hace que no va a alcanzar la leña,
no nos va a alcanzar.
Y todavía hay gente que no venera las reliquias
los sesenta dedos del Bautista,
las cuarenta cabezas auténticas de Santa Julia, todavía.
El divino prepucio,
los sobrinos del cura,
el sagrado cordón umbilical.
La mierda pontificia,
la honda de David,
la mala onda de Goliat.


recordando a un viejo de mierda

Este viejo de mierda dió su criminal golpe de estado un 11 de septiembre de 1973. Y murió, el viejo de mierda, un 10 de diciembre de 2006, el día internacional de los Derechos Humanos.

Adoro los número.

liliana y la noche

Pero no te extraño, hay veces que sueltan,
dentro de mi cuerpo, todos los delfines y
dos lobos marinos y como diez pingüinos
a hacer de las suyas creyéndome tuya
y yo no te extraño, me da mucha sed,
hasta que las bestias se duermen al bies...
.....

Pero no te extraño, deben ser los años,
o los desengaños, los lobos marinos que
que comentan siempre nues, nuestro desatino
y yo no te extraño, estoy como el caño,
el caño de un baño, mojada por dentro y seca al revés.

Mejor me retiro, te mando un suspiro
repleto de a veces de amor y trasluz,
para cuando quieras elegir amores
sin promiscuidades como el avestruz,
que come y que traga y esconde el pescuezo
como si nomás le cantara yo a eso.



viernes, julio 25, 2008

Alcalá

En la Puerta de Madrid, descansa una pareja a la sombra de un platanero. Aceleró, mientras los coches me ganan a carrera hasta la plaza. ¿Cómo saciar esta inquietud, que viene creciendo desde hace años?. Doy una vuelta a la Plaza de Cervantes, llego a la capilla y doy dos vueltas rápidas alrededor del foro. La ciudad esta vacía. Cruzo la calle Colegios y me voy por calles pequeñas, algún turista se cruza con mi mirada, mientras vacía el latido del diafragma sobre aquellos edificios del s. XIV.


Atravieso mi bar favorito, el único que está abierto en toda la ciudad. Pero no entro. Lo veo, como si fuera un pedazo de mineral brillante sobre la acera.

Aparece entonces aquella esquina. Freno, haciendo chillar la rueda trasera. La casa parece abandonada, y desde que vivo aquí, siento un extraño respeto por sus puertas y ventanas negras, que contrastan con sus paredes amarillentas. Junto a ella, aquel árbol, perenne, que se eleva hasta el cielo.

Una pareja de ancianos viene a lo lejos. Mi mirada se clava en ellos, y quizás pongo demasiada atención, porque ellos comienzan a devolverla. Miro a la calle, y rápidamente los olvido.

La ansiedad ha pasado. Regreso a casa.