lunes, marzo 29, 2010

la tristura: momentos felices



¿Qué viene después de la educación? -Otra educación-
¿Y después del amor? - Otro amor-
¿Y después de la noche? -Viene el día-


Necesito que me respondas, es sólo eso
No puedo decirte cómo vivir
Pero te prometo que hay días que son alegres
Días en lo que todo es sencillo, algo funciona
Y suena la música
Y nada más

la tristura
actos de juventud




Esta canción pide disculpas por la larga duración de la dictadura. 
después de horas de ensayo, al fin puedo tocarla.

respuestas: acostumbrarse


Te puedes acostumbrar a llegar al supermercado y no encontrar nunca más el yogurt que tanto te gustaba o la marca de galletas que tanto querías. Te acostumbras, de hecho, a no escuchar ciertas canciones, a no tomar ciertas calles, y a ciertos libros les dices "no, Elmer, mi pequeño elefante, hoy no puedo contigo". Te vas haciendo a la idea que ese pedazo de ella que se quedó en tu guardaropa de hecho no es ella, y por el contrario, te recuerda todo el espacio que ella no volverá a ocupar. Te resignas a no visitar aquel café, y no pedir vuestra bebida favorita, "no, hoy no quiero White Russian". Te acostumbras a hablar solo,  a mirarte solo en el espejo, a ducharte solo,  a ver la tele solo, a ir al cine solo, a llorar solo, a morir solo. Aceptas esta amputación que, con precisión de carniceros,  la  borró para siempre de tu lado. Te acostumbras a los sueños raros, al entresueño, al insomnio, a la pesadilla, al sueño dulce y esperanzador, a los sueños freudianos (sí, sueñas con vaginas dentadas y penes enormes), a los sueños visionarios, a la somnolencia, a los sueños ambiciosos, a la alucinación (sí, te juras que la viste entrar en aquel café),  a la cabezada que te permite olvidar por un momento esta continua zozobra,  a la siesta que produce desasosiego. Y a despertar. 

Te adaptas a los destiempos, lloras una hora más tarde, ries dos días despues, tu hambre llega después de comer. Te acostumbras a ver, todas las mañanas, ese reloj público en pausa que es tu corazón.


A lo que no te puedes acostumbrar es a que no esté.



sábado, marzo 27, 2010

respuestas: diálogos




Imagina mesitas a media luz, y piensa que hay un perfume de plantas y de mar a nuestro alrededor. Imagina que no tenemos que hacer las paces porque nunca hemos tenido que pelear. Y ahora piensa que había que provocarlo. Que a veces la vida es como un reloj, que se detiene, y que teníamos que sacudirla para que volviera a andar.

No, esto no sirve.  Empecemos otra vez. 

Llega un momento en que comprendes cómo funciona el mundo y quienes lo habitan. Y ese día nos llegó con tanta violencia. ¿Tendremos ventajas sobre los demás? ¿Seremos reconocibles en el cielo, aunque no estemos juntos? ¿Seremos capaces de compartir aquello que descubrimos, aquel lazo que vimos en las cosas más disímiles?

Empecemos otra vez. Este diálogo no sirve. Imagino tantos diálogos, una vez más.

¿Serán capaces de reconocer la escición que hemos producido en las cosas? Este corte, este dolor irreparable. Te pido perdón por haber hecho de este viaje algo tan corto, por haberte colocado tantos obstáculos. Imagina que no le daremos más pábulo a esta sensación.




Leo una frase al entrar en el café, el Entrelineas, "Quien se enfrenta al peligro perece en él". Tardo poco en adivinar el autor, Cervantes. Mi nombre se escribe en una pared oscura. Es la tercera vez que escriben mi nombre en este lugar, la primera vez fue hace tanto tiempo ya. 

¿Cómo recuperar la unidad perdida? Porque tu boca me unía a los destinos de todas las cosas. La tragedia de esta historia, de este dolor, consiste en entender las cosas tan tarde. Crece la distancia. Son más las horas, los días, las semanas. Tardo demasiado en aprender. ¿Habrá valido la pena? ¿Valdrá la pena comenzar de nuevo? ¿Sabes que he aprendido? Que las palabras sustituyen lo que no está, pongo estas palabras en tu lugar. No hay suficientes. Quizás esta historia no admite más preguntas. 

El viejo Nietzsche tenía razón, el problema de los hombres es su exceso de humanidad. Habría que comenzar otra vez, habría que volver al sueño, al punto donde el amor era el único lazo, y abandonar a los hombres y volver a la vida. Termino mi té rojo. Pienso, "toda la culpa es de Platón". Sonrío.




Es extraño, estas mesas, estos libros, este lugar, me hablan de otro tiempo. ¿A quién le escribo?


viernes, marzo 26, 2010

cuando era fácil

Hubo un tiempo que fue todo fue más fácil. Hubo momentos en que todo fue más sencillo. Bastaba poner un disco, y mandar todo a la mierda. Quiero un poco de ese espíritu hoy.


jueves, marzo 25, 2010

respuestas: miércoles 24


8:00 a.m.
Llego al IES Ciudad de los Poetas. Me gusta callejear un poco antes de entrar al centro, porque es un barrio donde las calles llevan los nombres de poetas de la Generación del 27.

Entro, y hago un poco de tiempo en el bar. Carlos me pregunta si quiero leer algo, mientras me prepara un café negro. Leo. "En 1923, un pequeño Akira Kurosawa paseaba junto a su hermano mayor, que terminaría por suicidarse, entre las ruinas que había dejado en Tokio el terremoto de Kanto. Ante la visión dantesca, su hermano le advirtió: "Si miras las cosas de frente, no hay de qué asustarse".

9:30 a.m.
Estoy a punto de terminar mi taller. Me acerco a Mario, quiere hacerme una pregunta. Mario tiene una discapacidad, y tiene dificultades para moverse. Me pregunta si puede escribir lo que quiere ser cuando sea grande, aunque sepa que no lo podrá ser. Le digo que sí. Escribe ASTRONAUTA. Sus compañeros, para animarlo, le dicen que todos los sueños se pueden alcanzar. Mario los mira, y con la simplicidad que da el dolor o la felicidad, responde sonriendo "No, no todos, no siempre". Sólo tiene 12 años.


12:00
He pedido permiso en mi trabajo, necesito acercarme a la Escuela de Idiomas y resolver unas preguntas sobre fechas de matrículas. Sigo con la idea de aprender portugués. Llego a las puertas de la escuela. Preparo las preguntas, hago esto siempre con antelación porque me suelo enredar, y es conocido que en Madrid las personas de la oficina de información son poco pacientes. Respiro, entro. Llevo 5 segundos dentro del edificio, y entonces, salta la alarma de incendios. En pocos segundos todo el edificio queda vacío. Yo me niego a salir, hasta que uno de los conserjes me pide con amabilidad que abandone el edificio.

19:30
Llego a casa de Lara. No la conozco, ni ella a mí. Me ha dado cita para ver la habitación que alquila. El departamento está en el corazón de Malasaña. Preguntas:
- ¿Te gustan las fiestas en casa?
- No.
- ¿De dónde eres?
- De Ecuador.
- Uhmm...El compañero que se va del piso también es de Ecuador. Pero es de la capital. ¿Tienes novia? Lo pregunto porque  bueno, mi hermana trae todo el tiempo a su novio, y como el pasa mucho tiempo aquí pues ha terminado colaborando también con los gastos de agua y luz, ya sabes, y finalmente acordamos que si las parejas van a estar mucho tiempo en el piso pues lo justo es que colaboren un poco.
- No, no tengo pareja. 
- Ah, no? Bueno, tranquilo, yo tampoco. Además la perdí el mismo día que perdí mi trabajo.
- Bueno, suele ser así.
Al salir del departamento me sorprende un chubasco. Me dejo mojar. 


20:15
Espero a Clovis (el rey del cutre) junto al Oso de Sol. Me llega un mensaje, y me dice que tardará en llegar. Me distraigo mirando los rostros de la gente, e imaginando a quiénes esperan las personas que están a mi alrededor. Me arrepiento de no haber traído la cámara fotográfica. La ciudad está brillante. Me acerco a un punto de la plaza donde se arremolinan algunas personas. Al llegar me doy cuenta que he caído en una trampa. 

- Perdone, ¿escuchó usted la charla?
- No...
- ¿Usted cree que la gente irá al cielo o al infierno?
- Perdone, soy ateo.
- ¿Y qué significa ser Ateo?...Perdona, a ver, vamos a suponer que usted cree en Dios, ¿usted piensa que las personas irán al cielo o al infierno? 
- ¿Cuáles son los requisitos?
- Uhmm...por ejemplo, los diez mandamientos. Cumplirlos todos.
- Siendo así, creo que ninguno. Hace poco vi la serie de pelis que hizo Kieslowsky sobre los diez mandamientos y he aprendido que no hemos respetado ninguno.
- Exacto, nadie irá al cielo. ¿Pero sabes que tienes una segunda oportunidad?
- ¿Si?
- Sí, siempre hay una segunda oportunidad.

Entonces recordé la frase de Mario.

martes, marzo 23, 2010

respuestas


Llego al semáforo de Moncloa, me detengo y espero la luz. Dos mujeres conversan sobre el sol, hay demasiadas nubes en el cielo, comentan. Cuándo saldrá el sol. Se quejan. Me acerco a David, le pregunto qué tal el día, me dice bien, y por suerte no hay sol, porque así puedo estar más tiempo en la calle






domingo, marzo 21, 2010

mood

El recuerdo, según Won Kar Wai, es algo que tienes pero que no puedes tocar. Es ver la vida desde un espejo sucio, donde todo es borroso y distante.

Sigo dando pasos, y cada vez más me alejo de una pared que no puedo saltar, para regresar a un lugar-allí. Escucho Spinetta, claro está. 

Tengo cansado el corazón de tantos sueños absurdos, hoy por ejemplo, me ha levantado una ciudad brillante, oliendo a arena, a sonidos de campanas y  gamelán, flores y mercados.

viernes, marzo 19, 2010

lluvia de guayaquil


Llueve en Madrid. El tiempo pasa muy lento, apenas son las 12 y ya llevo horas despierto. 

Me pregunto si Guayaquil amanecerá igual. Esa ciudad prestada, que se hizo para alquilar, pero no para vivir.

No sé el tiempo en Guayaquil, pero aquí  la temperatura mínima será de  diez grados, el viento máximo  de 22 km, amaneció parcialmente cubierto, y por la tarde posibles chubascos.

Anocherá a las 19:25.




domingo, marzo 14, 2010

vencejos (las aves del diablo)

El vencejo común es un ave especialmente adaptada para el vuelo, con patas muy cortas y garras diminutas pero de presa extraordinariamente fuerte que le permiten asirse a sitios elevados ya que si cae al suelo experimenta gran dificultad en remontar el vuelo. Para que el animal pueda remontar el vuelo se le puede coger y soltarlo desde un sitio elevado.

Los vencejos pasan la mayor parte de su vida en el aire; comen, duermen y copulan volando. Permanecen en vuelo ininterrumpido durante nueve meses del año





Fuente: wikipedia

última carta

Tengo 25 años en Europa
Es probable que tenga hijos
Se me han prometido cosas que no se pudieron cumplir
Y como todo eso se me prometió
Yo también prometí
Y ahora que sé que los que me prometieron cosas
No podrán cumplir conmigo nunca
Sé que yo no podré cumplir
Con aquellos a los que les prometí cosas
Eran cosas importantes
Cosas que iban a cambiar el mundo
Y yo no voy a poder cumplir
Y es por eso por lo que estoy triste
Es por eso por lo que quiero morirme
Esa es nuestra vida, esa y no otra es nuestra vida
Tengo 25 años en Europa
Tengo un cuerpo manchado de historia
Es difícil pedir perdón si nadie te lo pide antes
¿Cuántos años de culpa me quedan todavía?

Te pido perdón
Por haber hecho del amor algo demasiado joven
Que sólo tenía que ver con la mirada
Con ser extraños y esperar
Tu amor es una escena oscura
Que cualquiera hubiese eliminado
Para que todo se entendiera mejor

Es posible que aún no esté hablando
De las cosas importantes
De las noches, de gritos, de la traición,
De la infelicidad. Es posible
Que ni siquiera haya entendido
Que te has ido para siempre

Es posible que esté juntando otra vez
Amores distintos, cuerpos distintos,
Tiempos distintos, hechos
Que no tienen nada que ver
De que te he amado, de que lo estoy amando todo
Con todas mis fuerzas

Estoy amando todo un día más



Actos de Juventud
La tristura

el primero de la fila

Cuando me conociste no tenía dinero ni educación. Yo sólo quería una oportunidad para volver a empezar.

Había sobrevivido al primer amor, a la rabia, a las horas blandas, a la guerra, a la tortura, a la maldición. Tuve que cruzar un océano entero para encontrarte. Tuve que viajar miles de horas para encontrarte.

Aquella noche, cerca de aquella marquesina, yo te hacía reír. Aquella noche yo te hice reír, tan bien. Me llevaste a tu habitación, y me pediste que me quedara el tiempo que quisiera. Al día siguiente volví y me quedé para siempre. Y te vi dormir, toser, tener hambre, tener frío, te vi tomar tu desayuno, tan despacio, te vi despertar.

El segundo día me advertiste que mis actos tendrían consecuencias -¿O no lo dijiste?- Luego me sonreíste. Nunca corregiste lo que decía, nunca me pediste palabras de amor. No nos hacía falta buscar lo mismo, porque éramos dos cuerpos intactos, aunque compartiéramos la misma guerra. Con eso nos bastaba. Un amor claro. Un gesto de compromiso.

Tú querías el mundo y yo sabía algo de él. Lo venía estudiando desde hace algún tiempo. Yo quería me dijeras que todo saldría bien.

Lo hice bien, estoy seguro que lo hice, necesito saberlo esta noche, dime que lo hice bien, y que sólo me equivoque en lo único que no podía equivocarme. Dime que lo has olvidado todo y que esta noche me amaras otra vez.

No me dijiste que este amor duraría siempre. No me dijiste que este dolor no duraría siempre.

Miro tus grullas de papel huir hacia otro lugar.

Hoy he tenido suerte, y las cosas han salido mejor de lo que esperaba. Tengo asientos en la primera fila, y los actores lo hacen muy bien. La sala está llena. Es tarde y la función está por terminar. Huyo del teatro, y vuelvo a casa. Los trenes demoran mi llegada, leo poesía. Los poemas deberían ser tan breves como este trayecto. Estoy bajo tierra, soy un hombre bajo tierra leyendo poesía.

Algo ha cambiado esta noche. Me doy cuenta que estoy solo y que te he perdido para siempre, compañera. Así que esta noche podré dormir tranquilo.

Tengo miedo. Llego a mi habitación y apago la luz. Quiero controlar aquello que se puede ver de mí.

Cualquiera que me haya amado sabe de lo que hablo. Aquellos que han amado saben de lo que hablo.




"Actos de juventud"
Las Tristura 

miércoles, marzo 10, 2010

silence


Words like violence
Break the silence
Come crashing in
Into my little world
Painful to me
Pierce right through me
Can't you understand
Oh my little girl


lunes, marzo 08, 2010

historias mínimas: waiting


Luis escuchó por primera vez al The Boss en el año 92, cuando su tía cubana vino a Madrid a visitarlo. Llevaba una colección de casetes de Bruce. 

Los casetes no volvieron a Miami, y desde ese entonces Luis declaró su eterno amor a este barrendero de New Jersey. Años después nacería su hijo, el de Luis, y para lograr que durmiera usaría la canción "waitin' on a sunny day". 

Conocí esta canción en el año 2005, cuando robé el disco  The Rising de la biblioteca del colegio mayor donde vivía. 



Está chovendo mas não há uma nuvem no céu

Deve ser uma lágrima do seu olho

Tudo ficará bem

Engracado, pensei ter sentido uma doce brisa de verão

Deve ser você respirando tão fundo

Nao se preocupe, nós vamos achar um caminho


berlín

¿Y si le diéramos la vuelta a las cosas? ¿Si usara los recuerdos para curar? ¿Si me quedara en Berlín para toda la vida?

domingo, marzo 07, 2010

versiones


Nunca había escuchado esta versión. Al parecer Pablo Milanes tenía un programa de televisión en los 80s, Proposiciones, y por él pasaron muchos de sus amigos y artistas en ciernes. 

Creo que a mucha gente le ha dado por no escuchar más Trova. Y es que Silvio abure un poco, es cierto, y la metáfora ganzúa ya no está de moda (ahora se prefiere el esceptisismo personalista, que segrega menos jugos gástricos). 

Esta canción fue parte de la banda sonora de muchos en el Suburbio (a veces veo al Suburbio como una burbuja dentro de una gran ciudad, una planeta a salvo del mercurio de Guayaquil).




despedidas


Café, bromas sobre las coincidencias y las disidencias, el dos y dos son cuatro (es qué no lo quieres entender, me dijo, ya no está, se acabó, la partida se acabó fer. A veces tienes la opción de seguir jugando, pero sólo si tuvieras un tablero. Pero ya no hay tablero, ya no hay jugador). Él sabe cuanto me gusta el ajedrez, y cuanto me puede doler este símil. 

El único punto de referencia que tenemos, él y yo, es el hoy, y quizás mañana. Y no es conveniente ni oportuno pensar en nada más. Tenemos también este fuego y esta música compartida. Fueron apenas dos meses, desde que volvió de Pekin, y ahora se va otra vez, en busca de su princesa cósmica. No te olvides de sonreír, al reflejo de tu ser fragmentado en un espejo roto. Bajo la cabeza, le doy un abrazo y salimos a la calle.

¿Que piensas hacer? No lo sé. Todavia la quiero. ¿Siempre eres tan testarudo?

En la calle el aire flota libre y nos tranquiliza, la lluvia es nuestro último elemento, el más sólido de todos, el más mineral.


Cenizas (todavía la quiero)
Sudando miserias y errores
baile arrítmico de maniquíes
delirio premeditado en un antro cualquiera
sólo pido que no cese la música
que esta noche y esta copa sean eternas
ya no aspiro a volver al Edén
y no soporto una vida de escombros
no hay arreglo posible
para un corazón hecho confeti
sólo queda el vacío
las máscaras solitarias del carnaval

alvaro paños


matilde


El pasado jueves 4 cumplió cinco años. Decimos cumplir, como si la muerte fuera su nueva edad, pero en realidad se trata de un conteo brutal, porque la muerte siempre es brutal, siempre.

Un poco antes de que la internaran todos presentíamos el final, sabíamos que las cosas no estaban bien. Eso se sabía en casa, pero preferíamos pensar que sólo eran ganas de joder de la abuela, y nada más.

Mi hermano y yo no sentíamos culpa alguna cada vez que le comprábamos su comida favorita. De esta no sale la Matico, así que mejor complacerla en sus antojos. La visitábamos cada noche, a eso de las 7, cuando ya no había ningún hijo en casa que controlara su dieta. Nos sentábamos en su cama, prendíamos la tele, y la mimábamos a nuestra forma: la hacíamos reír.

Una de esas noches, poco antes de que empezará febrero del 2005, vimos una peli de Milos Forman en su habitación. Ragtime, de la cual recordaba la exquisita banda sonora compuesta por Randy Newman. A mi abuela no le gustó la idea de que reemplazaramos su novela brasileña por una peli del cable, pero la convencimos a base de prometerle más visitas con sus empanadas de pavo, su buen arroz del chifa Estrella de Oro, o sus vasos de morocho con panes de yuca (fue cuando descubrimos que la Matico era sobornable).

El jueves pasado visité la biblioteca de Iglesias y, mientras escribía en el buscador el título de  un libro, recordé esta historia. Tecleé entonces Ragtime+Milos Forman. Apareció una larga lista de coincidencias, pero al final del todo estaba la banda sonora. La tomé de inmediato, y cuando llegué a casa la puse durante toda la noche.

Mientras la escuchaba, recordé que la abuela siempre me preguntó (incluso el día antes de entrar a la cirugía ,de la cual no volvería, bueno, volvería, pero convertida en un sueño que se repite cada cierto tiempo) qué había estudiado. Antropología, abue. Y qué es eso. No lo se. Cómo que no lo sabes. Sirve para estudiar a las personas. Y vas a encontrar trabajo con eso. Sí. Te hace feliz. Sí. Entonces está bien, mientras te haga feliz está bien.

Pero dime una cosa hijo. Si abuela. Cuándo te cortas el pelo. 




viernes, marzo 05, 2010

cintas


Ayer encontré un casete que me había regalado Marcelo. La cinta estereofónica es de 90 minutos, y lo traje a Madrid para recordar a este amigo, al cual se lo llevo la pálida debido a su amor por las negras de la 18. Sí, las amaba a todas.

La cinta, Maxell UD-XL2, debe tener aproximadamente 16 años. Un pedazo de historia entre mis manos, una anécdota plastificada que sólo puedo entender yo, y él. De un lado hay canciones de Violeta Parra y de Víctor Heredia, y del otro, canciones de Chico. No he podido escucharlo, pero me se cada canción de memoria. 

¿Se puede sentir nostalgia del Wow-and-Flutter  de las cintas, de los modelos especiales de Maxell o de Sony (que reducían los ruidos Dolby)? Tal vez, pero sobretodo extraño la alta fidelidad y la resistencia. Estoy seguro que esta cinta todavía se puede escuchar. Extraño su capacidad de resistir  al polvo, a los golpes, al calor -al calor de Guayaquil-, a los saltos intermitentes y continuos.

Las cintas comenzaron a morir a finales de los 80s, pero yo las seguí usando hasta finales de los 90s.

¿Me pregunto cuánto medirá una cinta?

"Ai, que vida boa, olerê 
Ai, que vida boa, olará..."







jueves, marzo 04, 2010

coraje!


En el Valle-Inclan. Tengo el asiento 21, de la fila 3, pero cuando llego a mi sitio me doy cuenta que estoy en la fila 2, porque han sacado una fila entera. "La gente me mira raro, como creyendo que estoy loca", me dice la acomodadora, "pero no es mi culpa, el grupo necesitaba más espacio".

Estoy demasiado cerca del escenario, y eso me enoja un poco, porque había elegido estratégicamente este sitio.

La dureza del texto y la caracterización de Ana Fierling salva a la obra de su excesivo coqueteo con las pantallas, las proyecciones y la sensiblería musical. No obstante, la obra me vence. Puede más el horror del dolor, de lo que cuenta. "La guerra cuesta al principio, pero luego se termina metiendo en tu cuerpo y te gusta. A nadie le gusta la paz, nos vuelve débiles y ociosos....La guerra no acabará, porque la guerra siempre encuentra una salida". Recuerdo frases sueltas. ¿Qué significa la carreta de Madre Coraje? La última escena de la obra, Ana esperando la llegada de Eilif, su hijo preferido, es devastadora (sólo nosotros sabemos que no volverá).
Nada escapa a la guerra, ni siquiera el amor.

Salgo del Teatro, quiero volver caminando a casa, pero me espera una caminata de 50 minutos.

En el trayecto, descubro que la obra me ha dejado removido, conmovido. Hay tantas cosas dentro de mí que no hay espacio para otras cosas, ni siquiera la nausea.

contenido (o el efecto jaka)


Me basta cualquier cosa. Podría conformarme con una esquina, el número de un autobús, una canción. Pero lo que yo quiero es una palabra, tan sólo una. Tenías que irte, había que hacerlo. Y ahora yo estoy en esta habitación, y es de noche y hay tantas cosas en ella.

Leo poemas en mi computadora. Pero yo sólo busco una palabra, espero una palabra. Sólo una.

O dos.