viernes, marzo 05, 2010

cintas


Ayer encontré un casete que me había regalado Marcelo. La cinta estereofónica es de 90 minutos, y lo traje a Madrid para recordar a este amigo, al cual se lo llevo la pálida debido a su amor por las negras de la 18. Sí, las amaba a todas.

La cinta, Maxell UD-XL2, debe tener aproximadamente 16 años. Un pedazo de historia entre mis manos, una anécdota plastificada que sólo puedo entender yo, y él. De un lado hay canciones de Violeta Parra y de Víctor Heredia, y del otro, canciones de Chico. No he podido escucharlo, pero me se cada canción de memoria. 

¿Se puede sentir nostalgia del Wow-and-Flutter  de las cintas, de los modelos especiales de Maxell o de Sony (que reducían los ruidos Dolby)? Tal vez, pero sobretodo extraño la alta fidelidad y la resistencia. Estoy seguro que esta cinta todavía se puede escuchar. Extraño su capacidad de resistir  al polvo, a los golpes, al calor -al calor de Guayaquil-, a los saltos intermitentes y continuos.

Las cintas comenzaron a morir a finales de los 80s, pero yo las seguí usando hasta finales de los 90s.

¿Me pregunto cuánto medirá una cinta?

"Ai, que vida boa, olerê 
Ai, que vida boa, olará..."







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