viernes, abril 30, 2010

historias mínimas: mazurquiña


Me prometí hace unos meses recuperar ciertas relaciones. Así que le escribí a mi padre una larga carta, pidiéndole que me contará otra vez nuestra historia, su historia. 

Siempre le había escuchado decir que los primeros años fueron los mejores, hasta mis ocho años (claro está). Las primeras palabras, la cacerolas quemadas,  los viajes juntos, los discos de vinilo y la guitarra siempre activa.

Si miras un poco pa'trás, dice él, nos preceden historias de bestias de carga. Su padre, mi abuelo, una bestia de carga. Todos los abuelos fueron bestias de carga. 

Las primeras canciones que se escucharon en la familia fueron las de Violeta Parra.  La mazurquiña, se escuchaba varias veces al día, así como Arauco tiene una pena.  Tenía nostalgia de aquella época, y cuando la guatica pide comidica, hay que atenderla. 

Ningún disco en casa, después de mis ocho años, sobrevivió.


domingo, abril 25, 2010

perder


Tengo que admitirlo, a veces en esta guerra de olvidar pierdo.


He vuelto de Córdoba, y tienen razón aquellos que dicen que el viajero es alguien que quiere salvarse, quiere ver, pero quiere salvarse.


La vida tiene su propia velocidad, sesenta minutos por hora. 
Y no puedo olvidarlo.






domingo, abril 18, 2010

historias mínimas: Clovis III (tout va bien)


Clovis se ha ido. Ha dejado un mensaje en la pared: "tout va bien". 

Tengo un poco de nostalgia. Trato de darme ánimos, así que pongo a Gogol Bordello (el regalo de hoy).  Kerouac dijo "I like the mad ones that burn, burn, burn like a fabulous Roman candle..".

I like Gogol.


jueves, abril 08, 2010

la tristura: cartas

Amigo, amor, amante, díme que me amarás siempre. Olvídemonos esta noche de la historia, de las veces que caí ante tí. Estos son días que no volverán. Nuestro verdadero error es que supimos que éramos jóvenes mientras lo éramos. Cállate ahora, no me hables más, pensemos sólo que esto que hacemos juntos es algo que el mundo debe ver. Nuestro amor es el movimiento común que nos une en la mañana y nos hace caminar hasta la noche entre la adolescencia y la muerte. Siempre hay una hora del día que piensas, ¿para qué quiero conocerte más si mañana tendré que pasar la misma prueba? Si conocerse es guardar el secreto durante años, creo que nos hemos conocido. Si sólo pudieras conocer a una persona más, ¿me elegirías a mí? Si sólo pudieras conocer un día más, ¿sería este?

Este movimiento que hago hacia ti es sólo eso, movimiento, déjame pensarlo así, lo único real en un tiempo como este, un tiempo que te destruye cuando intentas explicarlo. Estos son los actos desesperados de los que un día creyeron que serían amados sólo por ser jóvenes, sólo por su forma de esperarlo todo. 

actos de juventud

miércoles, abril 07, 2010

historias mínimas: Clovis II


En el metro
Clovis me pregunta qué cenaremos hoy. Le digo que no tengo muchas ganas de cenar, el paseo que hemos dado me ha dejado inapetente. Entonces me pregunta qué me pasa. Le digo que nada, que está todo bien. Insiste en que debería cenar algo, y le vuelvo a decir que no.

Entonces nos damos cuenta que algunos de los viajeros del tren nos observan con extrañeza. Un francés y un ecuatoriano, debemos ser la pareja más diversa de ese vagón.

Pasamos entonces a temas más masculinos, y me comienza a contar las razones por las que fracasó el comunismo en Rusia. Es que nunca lo hubo, nunca ha existido, la población jamás creyó en el proceso, en una revolución hecha por una élite. Cuando llegaron los 80s, el poder estaba compuesto por 90% de los históricos, pero en el cambio de poder, llegaron aquellos que sólo conocían el comunismo. Gorvachov nació en el 31. 

¿Hacia dónde mirar, Clovis? Tal vez a Yugoslavia, donde se intento hacer funcionar la autogestión, pero también fracaso. ¿Qué ha funcionado? Nada, nunca funciona nada. Esto tampoco funciona, sí, esto tampoco funciona. Somos sólo ratas intentando llegar a la superficie, nadando en basura y viajando en vagones abandonados. Si, somos sólo eso. ¿Esta es nuestra parada?

martes, abril 06, 2010

historias mínimas: Clovis


Clovis tiene 24 años y es francés. Lo echaron de su casa, como bosta de vaca (sic),  y vive en mi casa desde hace 6 días. Por las noches leemos Le Canard enchaîné y Le Monde Diplomatique, vemos peliculas de Kieslowsky, comemos tartas de manzana y hablamos sandeces.  Él aprende Checo antes de dormir, yo leo a Orwell, 1984.

Clovis siempre tiene historias sobre su querido presidente, Szarkozi, al que por supuesto aprecia . ¿Sabías que suspendió el primer año del colegio y que casi no se graduó de abogado? Hace unos días  Szarkozi dijo, en su visita a los EE.UU., que felicitaba al pueblo norteamericano por haber aprobado la reforma de Obama, pero que eso Francia ya lo había resuelto hace 50 años. Eso es muy francés. Como si en Francia nadie muriera por falta de atención médica. 

A Clovis me une ese no saber qué hacer, esa necesidad impetuosa de burlarnos de la vida, y el humor villano. Me recuerda mucho a un amigo que perdí hace años, y mira que curiosa la vida, ahora lo devuelve a la orilla.



lunes, abril 05, 2010

respuestas: low road (badass-badassness)

Marge Piercy
What can they do
to you? Whatever they want.
They can set you up, they can
bust you, they can break
your fingers, they can
burn your brain with electricity,
blur you with drugs till you
can't walk, can't remember, they can
take your child, wall up
your lover. They can do anything
you can't stop them
from doing. How can you stop
them? Alone, you can fight,
you can refuse, you can
take what revenge you can
but they roll over you.
But two people fighting
back to back can cut through
a mob, a snake-dancing file
can break a cordon, an army
can meet an army.

Two people can keep each other
sane, can give support, conviction,
love, massage, hope, sex.

Three people are a delegation,
a committee, a wedge. With four
you can play bridge and start
an organization. With six
you can rent a whole house,
eat pie for dinner with no
seconds, and hold a fund raising party.
A dozen make a demonstration.
A hundred fill a hall.
A thousand have solidarity and your own newsletter;
ten thousand, power and your own paper;
a hundred thousand, your own media;
ten million, your own country.

It goes on one at a time,
it starts when you care
to act, it starts when you do
it again and they said no,
it starts when you say We
and know you who you mean, and each
day you mean one more.

domingo, abril 04, 2010

respuestas: Nikki Giovanni

[...]
and i'll be taking your dashiki off
then you'll say "What we really need..."
and i'll be licking your arm
and "The way I see it we ought to..."
and unbuckilng your pants
"And what about the situtation..."
and taking your shorts off
then you'll notice
your state of undress
and knowing you you'll just say
"Nikki, isn't this counterrevolutionary...?"

respuestas: poema de domingo

Y me gusta aquel chorinho que dice "la gente nace la gente crece la gente ama. La mujer que dice no, debería decir que sí", y aquel poema de Jean Tardieu que dice


Iré no iré iré no iré
Volveré ¿volveré?
Volveré no volveré

Sin embargo me iré (¿puede ser que ya me haya ido?)
Habiéndome ido ¿volveré?
¿Y si me he ido? ¿y si no me he ido? ¿Y si no vuelvo?

¡Ella se fue! Ella en realidad se fue. Ella no va a volver.

¿volverá ella? Lo dudo dudo que ella vuelva
Tú estás aquí ¿estás tú aquí? A veces tú no estás aquí.

Ellos se están yendo. Ellos vienen y se van.
Ellos están partiendo ellos no están partiendo ellos están retornando
Ellos no están retornando nuevamente

Si yo parto, ¿volverán ellos?
Si permanezco, ¿se irán?
Si me voy, ¿te irás tú?
¿nos vamos a ir?
¿nos vamos a quedar? ¿nos vamos a ir?




jueves, abril 01, 2010

have you ever seen the snow in Guayaquil?

respuestas: de F a T (hope)


Querida T, 

Vuelvo de la exposición de Coixet sobre J. Berger. Llevo algunas frases conmigo. Me he distraido caminando durante horas por la ciudad, tratando  de entender cada palabra que he intentado memorizar. 

La esperanza, se piensa, es invisible. Pero  llega un momento, a fuerza de moderla y nombrarla,  que se deposita en una parte de tu cuerpo, que se vuelve real, medible, tocable. Llegará un momento, dice Berger, que las cartas no esperen más en los buzones, que todas las cerillas de la caja apunten en la misma dirección. Tengo esperanza de ello.

Podemos hacer con el pasado lo que nos de la gana, ¿por qué no?, nos lo hemos ganado a pulso. Repito tu nombre miles de veces, cientos, 400 veces. Lo repito hasta que se vuelve el eco del día, hasta que toma la forma de un único beso, el que no me diste. Es mi forma de tenerte, de reconstruirte, "hueso a hueso", diría Berger.

Llego a casa y tomo la guitarra, aprendo una nueva canción y nuevas palabras, que por ahora sólo uso conmigo. Retomo a Lispector, a Drummond de Andrade, a Gullar.  Luego tomo aquel libro de cocina que nos divertía tanto, y aprendo una nueva receta. Es mi forma de que te quedes conmigo para siempre, es mi forma de reconstruirte, hueso a hueso. Esa es mi última esperanza, que llegue el momento que de tanto, tanto, encuentre aquello que es atemporal, aquello que ha estado siempre en el mundo, lo que antes de tí era nada, y que después de tí es ausencia.

besos, 
f.