miércoles, abril 07, 2010

historias mínimas: Clovis II


En el metro
Clovis me pregunta qué cenaremos hoy. Le digo que no tengo muchas ganas de cenar, el paseo que hemos dado me ha dejado inapetente. Entonces me pregunta qué me pasa. Le digo que nada, que está todo bien. Insiste en que debería cenar algo, y le vuelvo a decir que no.

Entonces nos damos cuenta que algunos de los viajeros del tren nos observan con extrañeza. Un francés y un ecuatoriano, debemos ser la pareja más diversa de ese vagón.

Pasamos entonces a temas más masculinos, y me comienza a contar las razones por las que fracasó el comunismo en Rusia. Es que nunca lo hubo, nunca ha existido, la población jamás creyó en el proceso, en una revolución hecha por una élite. Cuando llegaron los 80s, el poder estaba compuesto por 90% de los históricos, pero en el cambio de poder, llegaron aquellos que sólo conocían el comunismo. Gorvachov nació en el 31. 

¿Hacia dónde mirar, Clovis? Tal vez a Yugoslavia, donde se intento hacer funcionar la autogestión, pero también fracaso. ¿Qué ha funcionado? Nada, nunca funciona nada. Esto tampoco funciona, sí, esto tampoco funciona. Somos sólo ratas intentando llegar a la superficie, nadando en basura y viajando en vagones abandonados. Si, somos sólo eso. ¿Esta es nuestra parada?

1 comentario:

León Sierra dijo...

Es lindo Clovis, me gusta.