sábado, marzo 27, 2010

respuestas: diálogos




Imagina mesitas a media luz, y piensa que hay un perfume de plantas y de mar a nuestro alrededor. Imagina que no tenemos que hacer las paces porque nunca hemos tenido que pelear. Y ahora piensa que había que provocarlo. Que a veces la vida es como un reloj, que se detiene, y que teníamos que sacudirla para que volviera a andar.

No, esto no sirve.  Empecemos otra vez. 

Llega un momento en que comprendes cómo funciona el mundo y quienes lo habitan. Y ese día nos llegó con tanta violencia. ¿Tendremos ventajas sobre los demás? ¿Seremos reconocibles en el cielo, aunque no estemos juntos? ¿Seremos capaces de compartir aquello que descubrimos, aquel lazo que vimos en las cosas más disímiles?

Empecemos otra vez. Este diálogo no sirve. Imagino tantos diálogos, una vez más.

¿Serán capaces de reconocer la escición que hemos producido en las cosas? Este corte, este dolor irreparable. Te pido perdón por haber hecho de este viaje algo tan corto, por haberte colocado tantos obstáculos. Imagina que no le daremos más pábulo a esta sensación.




Leo una frase al entrar en el café, el Entrelineas, "Quien se enfrenta al peligro perece en él". Tardo poco en adivinar el autor, Cervantes. Mi nombre se escribe en una pared oscura. Es la tercera vez que escriben mi nombre en este lugar, la primera vez fue hace tanto tiempo ya. 

¿Cómo recuperar la unidad perdida? Porque tu boca me unía a los destinos de todas las cosas. La tragedia de esta historia, de este dolor, consiste en entender las cosas tan tarde. Crece la distancia. Son más las horas, los días, las semanas. Tardo demasiado en aprender. ¿Habrá valido la pena? ¿Valdrá la pena comenzar de nuevo? ¿Sabes que he aprendido? Que las palabras sustituyen lo que no está, pongo estas palabras en tu lugar. No hay suficientes. Quizás esta historia no admite más preguntas. 

El viejo Nietzsche tenía razón, el problema de los hombres es su exceso de humanidad. Habría que comenzar otra vez, habría que volver al sueño, al punto donde el amor era el único lazo, y abandonar a los hombres y volver a la vida. Termino mi té rojo. Pienso, "toda la culpa es de Platón". Sonrío.




Es extraño, estas mesas, estos libros, este lugar, me hablan de otro tiempo. ¿A quién le escribo?


3 comentarios:

Anónimo dijo...

quiero saber quién eres. acabo de llegar

fernando mejia dijo...

¿Uhm?

fernando mejia dijo...

fernando mejia