sábado, agosto 16, 2008

cotidiano siete a eme

"Brindo por las veces que perdimos
las mismas batallas"


7:00 a.m

Despierto. La habitación tiene el olor antiguo del sueño.

Olvido como levantarme. ¿Qué mover primero? (Ahora es cuando extraño la sensación del espacio infinito, la que queda después de hacer el amor con ella. Pero todo se estrella con la soledad matinal)

Con el desayuno el mundo declina hacia lo extraño. ¿Dios?, un desplazamiento, un movimiento brusco provocado por un extremo dolor o un extremo placer. Una línea transversal se abre paso por entre la mañana, el extrañamiento onírico de Aschenbach, o Delvaux. Bajo la mirada al suelo, un rictus de risa se extiende desde mi boca hacia las cosas. Froto mis ojos, con la esperanza de que todo vuelva a su orden.

La habitación, el olor antiguo del sueño.


No hay comentarios: