martes, enero 10, 2006

Hora

Lo siento, duelen las horas sin que pase por mi ninguna. ¿Qué pasara cuando no sea la palabra sino un sonido de pólvora seca la que reviente sobre nuestra mirada? Un parpado callado que se mira en el espejo, apoyando la frente a la pared de los cristales nocturnos, mientras cambia el tono de la luz, como siempre a tiempo para que nadie cruce sobre ella.
La ciudad no espera dentro, sino por fuera. Y se irá contigo como quien va con la idea de que puede ser feliz, mientas la idea de ser feliz sea luna de ciudad, el laberinto negro de los paraguas, la ausencia del sur.
O tal vez recordar, vaciados de lugar podemos ser memoria que no cesa. Y serse en la flor que no llevamos y muere de todas formas. ¿Quién arrojara lo que llevemos de sobra?
Pasaremos por debajo de los miles que ruedan sobre sus propios motivos, y seremos nube y humo de una boca que no ha dormido bien. Nada más, y nada en ello.
Hay una bienvenida en alguna parte de esta habitación.

1 comentario:

León Sierra dijo...

Brutal:
linkado, espero que te visite mucha más gente de la que mereces!

un abrazo,


León