jueves, febrero 05, 2009

lo que construyo

Hace un par de semanas fui a ver Entre les murs, y a partir de entonces he ido sintiendo la necesidad de contar lo que hago.

¿Cómo mostramos la realidad de los centros educativos? ¿Cómo abordamos sus conflictos? ¿Quién lo debe hacer? ¿Qué finales conocen, conocemos?

Durante esta semana he tenido el reto de realizar un taller sobre racismo en un colegio concertado de la ciudad de Madrid. Los alumnos, etiquetados ya por el sistema educativo (grupo de diversificación y de compensación educativa, grupo con dificultades de aprendizaje, grupo específico singular), provienen en su mayoría de países como Ecuador, Perú, Colombia y Marruecos.

Este grupo "singular", ha vivido algunos incidentes en el aula (que los educadores tradujeron como brotes de discriminación e intolerancia) y por ello nos solicitaron la realización de un curso para poder trabajar esos conflictos.

Conflictos. La palabra conflicto suele asustar. Lo importante es evitarlos., alejarlos, separarlos de nuestro lado. En cuánto algo se vuelve conflictivo, mejor dejarlo pasar.

Pero he aprendido con mi compañera (disparatada) que el conflicto "faz parte".

La escuela, los educadores, la sociedad en general, sueñan con sujetos "educados" en la paz, personas totalmente adaptadas, como en el delirio de Aldous Huxley.

Por el contrario, hay que educarnos en el conflicto.

Por eso, lo primero que debemos procurar con talleres como estos es que el conflicto sea visible, porque es lo que el "aula", como espacio simbólico donde se expresan relaciones de poder, siempre trata de evitar.

Durante los días que ha durado el taller, la primera sorpresa ha sido la fuerza de los argumentos de estos jóvenes. Los debates, las respuestas ante las situaciones por las cuales los he conducido, han sido toda una sorpresa para los educadores, que han observado (y observan) el proceso. Han sido capaces, en apenas 2 días, de descubrir lo que tienen en común: inconformidad por la educación que reciben, padres y madres en el paro, barrios marginales y sin ofertas culturales, pocos espacios para la participación real en la sociedad. Han sido capaces de tomar conciencia de las fuerzas y antagonismos sociales que están detrás de la discriminación, y como los afecta. Para Freire la concienciación es el paso previo para la transformación social.

Nos despedimos en conjunto del concepto de "cultura" (ese concepto tramposo), y tratamos de recibir con asombro "lo común". Lo común, las clases sociales, los antagonismos, las contradicciones estructurales de este sistema, ellos lo supieron reconocer en apenas dos días.

¿Qué sucede con la educación? ¿Por qué no es capaz de renovar su lenguaje, sus objetivos, sus expectativas ante educandos que manifiestan el sin-sentido de lo que aprenden? Sus educadores también presienten estas preguntas, lo viven a diario...

En algún momento transcribiré los diálogos, válidos como fuente primaria para cualquiera que estuviera interesado en este tema.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante, lo apuntamos para el café...