domingo, febrero 01, 2009

Historias Mínimas: Hu, el raro


A 200 Km de Riad (Arabia Saudita), en un pequeño pueblo rodeado de arena, se pueden ver varias tiendas de campaña, donde en la pausa de la tarde cientos de trabajadores descansan y beben litros de agua para volver a hidratarse. Durante el verano, me cuenta Hu, el calor alcanza los 60 grados, y debes beber un litro de agua por hora, porque sino morirías en dos días.

Hu decidió viajar a Arabia Saudita porque quería conocer la situación de los cientos de venezolanos, chinos, indios, paquistaníes y españoles (entre otros), que (invisibles a la historia) trabajan en la construcción de una planta de extracción de gas. Algunos llevan años, Hu sólo estuvo uno.

Con un solo día libre a la semana, la jornada empezaba a las 5 de la mañana y terminaba a las 7 de la tarde. Durante el día libre, la única opción era irse a la capital a comer, y volver. Si te quedabas en el pueblo (ficticio, porque Hu llama pueblo al conjunto de tiendas de campaña o pequeñas casas prefabricadas donde los trabajadores duermen y comen), tu única opción es dormir, o meditar, como en el caso de Hu (aunque el mismo se define como un "falso budista"). La comida era practicamente basura, y le costó tres meses a su cuerpo acostumbrarse a ella, las continuas diarreas, la fiebre y el calor que lo inmovilizaba fueron parte de ese proceso.

No hay mucho que contar, dice Hu. Nunca hubo incidentes, nunca hubo peleas, solo silencio, trabajo y desierto.

Con el dinero ahorrado compró un coche (el cual piensa vender porque no encuentra trabajo en Madrid). Le pregunto qué hacía antes, y me responde que estudió con Carlos Giménez. Carlos Giménez es el director del postgrado de mediación intercultural (escuela de Antropología de la Autónoma) donde se han formado cientos de mediadores sociales. He conocido a muchos de ellos, y al igual que Hu, caminan resentidos por el mundo de lo social, recordando una escuela que nunca les ha dado apoyo. "Carlos sabe hacer hijos, pero no sabe mantenerlos", es la frase predilecta de Hu para explicarlo.

Durante un tiempo, Hu trabajó para el ayuntamiento de Madrid, y fue casi una estrella mediática porque era el primer (sino el único) chino con formación social de la ciudad, y fue por ello un importante mediador entre la creciente comunidad china y la administración. Pero como siempre ocurre, la ineficiencia y torpeza de los programas sociales terminó agotándolo. "Mi madre todavía no me lo perdona, pero yo si".

Hu habla con metáforas o símiles. Y me cuenta que todos en su ciudad -Hangzhou- hablan así. "Mi primera ciudad europea fue París, y todavía la sigo queriendo. Un hombre, aunque tenga muchas mujeres, siempre querrá a su primera mujer".

El se siente el "chino" más vago de todo Madrid (quizás del mundo), porque no tiene empleo, pero tampoco pierde el sueño por el dinero, como sus demás familiares y amigos. "Yo, yo soy el raro".

Antes de irse me da un par de pistas para comer buena comida china, allá por la glorieta de Santa María de la Cabeza, creo que dijo "Buen Gusto". Le propongó una peli de Zhang Yimou, pero tiene sueño.


Termina el té, es tarde, debe regresar a casa.

1 comentario:

amanda dijo...

Eso de vagar por lugares ficticios y padecer el "acostumbramiento" despues el "desacostumbramiento" y después ya no nos damos cuenta.

Este Hu también sexy, me lo tienes que presentar como a Amadeo, ya voy haciendo una base de perfiles.

Una gata, lindo.