Antigua, como una mujer asomándose a una ventana. Olvidada en los vagones de los trenes que nos llevan a casa. Esta sensación...
Pongo las cartas sobre la mesa, y luego las voy quitando, una a una. Nadie promete el cielo.
Miro a través de la ventana sucia, y no veo ninguna estrella.
Y no me importa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario