Es normal que la pared derrame
aquellas jaspeadas formas en sus esquinas
vellosidad rojiza
sangre insecticidad que se le escapa
a la curiosa alma de los vecinos
Es normal que la soledad sea
una tema de Elis en la quinta estación
antes de llegar
y que en los corredores
se respire tu defensa
de la ironía y la luz
Es normal la persecución y la tortura
la muerte en la alquimia y el papel
la espera y sus pañuelos
Es normal que uno se detenga
a pensar en estos días
sobre la silla de mimbre
y los ojos de almendra
y la piel de pantera
y la pausa
Es normal.
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