sábado, septiembre 08, 2007

Todas las voces

Julio de 1996. Partimos para Quito en la Cooperativa Flota Ecuador, tomando el autobús en la terminal para poder negociar un poco el precio, aunque sin éxito. Ocho horas después desembarcamos en la calle Juan León Mera, en la Terminal de Flota, como llaman los taxistas al lugar. Eran las 7 de la mañana, hacía frió y teníamos hambre. Acostumbrados a los horarios de Guayaquil, donde te puedes desayunar una arroz marinero desde las 6 de la mañana, fuimos en busca de una cafetería. Nada en la 6 de diciembre, nada en la 12 de octubre. Ni siquiera el hotel Viena -donde me solía hospedar cada vez que iba a la capital- estaba abierto. Entonces bajamos hasta la Amazonas y seguimos en dirección al El Ejido -aquí quemaron a Alfaro, dijo Tomas-, hasta llegar a la ave. Patria. En el Puente del Guambra, famoso por sus negros y sus robos diurnos, tomamos el autobús rumbo al norte, donde vivía la tía Susana, arriba de La Prensa.

El concierto empezaba al siguiente día, así que aprovechamos para descansar y recuperarnos de un viaje pesado.

No sabíamos entonces de la Capilla del Hombre ni que el objetivo del concierto era recaudar fondos para el proyecto de Oswaldo Guayasamín, ni que la idea había sido de Silvio Rodriguez, inspirada en una canción de César Isella ni que a Fidel le hubiera gustado estar.

Fuimos siguiendo a Sabina, Aute, Heredia, Silvio, Gieco, Fito. Sólo eso.

Tenía entonces 17 años




1 comentario:

amanda dijo...

Ay ya me acuerdo, la sonrisota en la cara cuando me lo contaste y volviste flaco, yo ni soñar en ir tenia 13 y siempre mostraban las fotos de esos viajes pobres de pan y cola.