A todos nos asusta la palabra de los hombres, la decisión definitiva del corazón. Como un reloj, despierto antes del amanecer, sudado, vacío. Se que no se pierde nada, se que lo pierdo todo. Abro todas las puertas de mí, y tímidamente le digo quédate.
Los dias van tejiendo su silencio, mientras la infancia de mis calles me salva de esta soledad.
Los dias van tejiendo su silencio, mientras la infancia de mis calles me salva de esta soledad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario