Tal parece que estos seran entre tantos los puntos principales sobre la próxima Asamblea Constituyente.
A Carlos Gonzales (ID) ya le está preocupando el tema de la "igualdad": "sería un error el pretender impedir que participen ex legisladores, porque entonces sería instalar una asamblea con estudiantes de la Universidad Central, o con el Colegio de Abogados de Pichincha, con los militares o los policías. Todos los ciudadanos somos iguales. Que frase más elocuente, que inteligente percepción de la diversidad ecuatoriana y que marshalliana definición de la igualdad. Mientras tanto, el Partido Social Cristiano advierte ya los límites de la "utopía": "está bien el discurso para tiempos de campaña y para la tarima, pero ya hay que comenzar a poner los pies sobre la tierra, y comenzar a asumir la posición de estadista en el país, que es mantener la calma" (Alfredo Serrano, PSC). Pero Alfredo Serrano sigue pensando en términos de "el arte de gobernar" y "status quo". Entiendo su nostalgia, la notalgia de poder, la de un partido en aparente ostracismo político.
Guadalupe Larriva (Partido Socialista) y Salvador Quishpe (Pachakutik) estan pensando en otra clave (al menos eso declaran): "la asamblea deberá tener poderes omnímodos, los tiempos y las restricciones se definirán en el tiempo".
La asamblea hay que definirla en términos de pugna, y ese contexto, será necesario darle poderes totales y pensar en las restricciones en terminos políticos, pues en ella se está jugando la capacidad de acumular capital representativo.
(Fuente: Diario el Universo, 30/11/2006)
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