miércoles, julio 07, 2010

adeus

Saber que un nuevo día empieza a las 12:01 de la noche, que esta ciudad se ha vuelto la ciudad de mi adolescencia y que se despliega azarosa frente a mí. Es natural, claro, aceptar las cosas, aceptar otros diez minutos de vida. Ir a la escuela, volver a casa, recordar aquella frase de Orwell que dice que ningún objeto puede ocupar a la vez más de un mismo punto y pensar que todo lo ocurrido sólo es producto de tu imaginación. La cosas a veces son nobuenas, o doblemasnobuenas.

Hay un sentimiento de desamparo en nosotros, en el acto de separarse. 

Pero hay algo en todo esto, algo que sobrevivirá en nosotros, a pesar de los obstáculos, y se pasará de cuerpo en cuerpo, y pasaremos de uno en uno esta doctrina. Eso, aquello que entre ella y yo descubrimos.

Sí,  es verdad que las actitudes más incomprensibles de una vida tienen su origen en un deslumbramiento de la juventud. Sí, es verdad que es la tercera palabra que dices (y no la primera) es la más importante (porque se escoge en una absoluta y embriagadora libertad). Sí, es verdad que a veces soñábamos con ciudades que se convulsionaban y encontraban su hilo. Sí, es verdad que correr es el verbo de los héroes, que es nuestro verbo! Sí, es verdad que las mejores historias son aquellas que nos hacen vivir lo que ya intuíamos.  Sí, Tati, sí.


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