Sus días tienen la misma composición de mis días, aunque son diferentes. Porque sus días tienen taquicardia, vómitos, y un estómago con un hilo de fuego, devorado por una angustia mayor. Solo aquella imagen del curtidor y su piel como brasa en el atardecer le pertenecen, como su lengua y sus dudas. Los míos son iguales, aunque distintos, porque viven en lo que viene después. Solo otras cuestas y calles, outras ladeiras e ruas.
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