sábado, abril 04, 2009

la soledad el amor y Garrel


El viaje no nos cambia, ¿quién dijo esto?

Antes creía que tenía un destino. Inventé una casa, un nombre, borré a mi familia (o al menos juego a que no la tengo). Nos inventamos un destino, varios, sólo para subrayar que no lo tenemos.

La cámara suspendida en los ojos de él. Un hombre que mira a una mujer desnuda, que sonríe. ¿cúando nace el amor? ¿en ese momento? El amor, o nos desorienta, o nos redime.

Te amé, al día siguiente, por la mañana te amé. No aquella noche, sino al día siguiente, cuando tuve que bajar a comprar tus antojos y me pediste que te contará lo que he visto. "Hace tiempo tuve un accidente, corté mi codo con el cristal de una vitrina, sangre durante horas y encontré mi sangre bonita". Yo sólo quería un beso, me dijiste.

El viaje no nos cambia. Baudelaire. Tal vez Baudelaire se equivoca, dice P. Garrel. No sólo hay vida interior. Hay más, hay hoteles que decoramos con nuestra ropa, hay miedo, hay obsesiones. Hay actos siniestros e higiénicos, como una masturbación.

Respiras sobre mi hombro, me miras, y yo arrojo sobre ti palabras violentas, los hombres arrojamos piedras contra el cristal de la habitación de alguien que duerme, dentro estás tú, tu eres quien duerme.






2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pre-cio-so... Ahora me queda un deber: ver la película.

amanda dijo...

Mas me caes de postmoderno, pero sì buena pelìcula, la vì ya hace algunos meses.
Al diablo Carlitos B. hay que tenerle cuidado siempre se desquita con el mas cojudo.
Los viajes y sed de limpieza tienen efecto de depuraciòn, aunque sea colateral, solo pàrale bola.
Con poca conexiòn desde el lugar donde estoy es un placer entrar acà, has agarrado swing otra vez, un abrazo.