martes, mayo 12, 2009

mi confesión

Nunca se lo dije, pero me gustan sus uñas cortas, y sin pintura. Me gusta su cabello por la mañana, levemente ensortijado, que se junta a la rebeldía de mis rizos. Me gusta su pie desnudo sobre el suelo, su andar descuidado, y su rostro libre de la esclavitud del maquillaje.

Se lo digo ahora, que la poseo, como se posee un recuerdo, como un pensamiento huidizo que necesita ser nombrado a cada momento, la poseo através de lo que en ella hay de viaje sin retorno, de sensación intraducible, de movimiento eterno. La poseo a través de su carne, de su piel, de su sexo, de todo lo que en su cuerpo hay del orden de lo sorprendente, de lo inédito. Necesito de su inestabalidad, de su nunca acabar.

Le digo ahora que la amo, y que ya no soy un hombre ni ella una mujer.

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