lunes, diciembre 07, 2009

lunes

Con los años me he convencido que los sistemas sociales no funcionan, que nuestros actos son siempre devastadores, que no tenemos la fuerza ni la voluntad para cambiar nada, porque en el fondo sabemos que al final sólo se cambian las cosas para que sigan igual (el eco eterno de Lampedusa). Las revoluciones no funcionan, la democracia tampoco.

Si alguién pudiera observarnos desde lejos...si pudiéramos observarnos con cierta distancia, lograríamos ver que el rasgo más distintitivo de la raza humana es la violencia.

No es ninguna novedad lo que digo. Ya lo han dicho otros, W. Allen, I. Bergman, L. Malle...

Y a pesar de todo esto, de todo este optimismo sosegado, de todo este cabreo y mal humor con un mundo tan hijueputa, no me puedo quitar de encima esta canción.


No hay comentarios: