Lo más difícil de perder es el aroma. Hay olores que son como casas, llenas de habitaciones. Su aroma a árbol recién cortado, a tiempo perdido sin culpa. Es difícil de explicar.
Ya sé que la sabiduría suburbana dice que no hay que escribir cartas a quien no nos corresponda, pero qué puedo hacer.
Dice Aznar que solo un tonto se pone a correr cuando la lluvia le besa los pies.
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