domingo, mayo 09, 2010

día 9: emma

Siempre creyó que el matrimonio era una desgracia, no sólo para las mujeres sino también para los hombres. Para ella, no existía ninguna relación posible entre el matrimonio y el amor. Su razonamiento partía de la base de que aquella institución estaba concebida para sacrificar a las mujeres en el altar de la maternidad, y para estrangular toda posibilidad de independencia y de creatividad personal en ellas. El matrimonio había sido ideado por los dos grandes monstruos de la sociedad contemporánea: el estado y la religión. Solamente cuando los hombres y las mujeres entendieran al fin que una pareja debía unirse con el único propósito de crecer juntos en todos los terrenos posibles, sería posible remontar los objetivos sordidos para los cuales la sociedad burguesa había inventado el matrimonio.

Para Emma, Lenin y Trotsky, eran solamente dos políticos obsesionados con el control de la maquinaria del estado, y la revolución rusa no era necesariamente la revolución bolchevique. Esta diferenciación, que a simple vista suena como muy convencional y oportunista, era fundamental para entender las eventuales críticas que la anarquista rusa le haría a los procesos que estaban sucediéndose en su país desde julio de 1917.

El amor libre, como lo entendían Emma y sus camaradas, tenía que ser una fuerza, un conjunto de acciones mediante las cuales las personas involucradas fueran capaces de liberarse mutuamente, jamás podía ser una actitud contemplativa, solo reflexiva y racionalista. Para que en realidad terminara siendo una fuerza incontrolable, el amor libre debería ser libre amor, es decir un sentimiento, una emoción capaz de remover todos los obstáculos imaginables que se pudieran poner en su camino, como hubiera hecho Emma para apoyar en todo momento, en las buenas y en las malas, a su entrañable compañero Sasha Berkman.

Resulta entonces muy difícil entender eso que Emma llamaba amor libre, si nos limitamos a definirlo únicamente a partir de sus aristas sexuales o pasionales. Ella confiesa con mucha insistencia, en su correspondencia, en sus discursos y en algunos de sus ensayos, la urgencia de que el amor libre sea visto de esa manera y no de otra. Es decir que, para Emma Goldman el amor libre no se expresa sólo a través de la cantidad de amantes que una persona pueda haber tenido en su vida, sino en virtud de la riqueza emocional, que esa persona en particular, a la que se le han dado todos nuestros sueños y esperanzas, es capaz de producir en el proyecto general de nuestra existencia.
 
(tomado de: Ateneo Virtual)

2 comentarios:

MamaQuil dijo...

me he sentido taaaaaaan identificada con esta mujer al leer tu post! ese es precisamente el tipo de matrimonio en el que creo! pa crecer juntos :)

fernando mejia dijo...

Suele ser el efecto de Emma, yo también estoy enamorado de ella.